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Se tarda mucho tiempo en desarrollar una nueva variedad de hortaliza. Para ser más concretos, seis años como mínimo. ¿Alguna vez te has preguntado cómo es el proceso? Si la respuesta es «sí», siga leyendo.
El desarrollo de una hortaliza parte de una investigación exhaustiva basada en la recopilación de datos. ¿Qué ingredientes serán los más apreciados por el consumidor del futuro? ¿Qué demandará los encargados de su distribución r? ¿Y qué reportará mayores beneficios a los productores? Debemos investigar las resistencias, los métodos de cultivo y las condiciones climáticas, sin olvidar el sabor, el tamaño, la forma y la ocasión en que se consume. Necesitamos estar siempre alerta y cerca del mercado para detectar los últimos avances y tendencias en todo el mundo, y colaborar estrechamente con todos los eslabones de la cadena.
Después llega el momento de combinar los conocimientos acumulados y recién adquiridos con la creatividad y las tecnologías avanzadas. Cruzamos y seleccionamos hasta que obtenemos un producto listo para pasar al paso 3. Y, gracias al empleo de técnicas innovadoras como el análisis de marcadores moleculares, ahorramos una cantidad importante de tiempo en nuestro proceso de mejora. Basándonos en la naturaleza y en la tecnología avanzada, nuestros investigadores pueden averiguar los rasgos que posee una planta y si es una buena candidata para continuar su labor de investigación.
Si todo el trabajo de investigación y mejora fructifica en una aspirante prometedora, la variedad experimental se somete a exhaustivas pruebas. ¿Cómo reaccionará bajo diferentes circunstancias climatológicas, cambios climáticos y condiciones de cultivo? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? Es la supervivencia del más fuerte: solo las variedades que superen estas pruebas pasarán a la siguiente ronda. Y hasta que no comprobemos que una variedad presenta todos los rasgos que estábamos buscando, no la registraremos comercialmente y celebraremos la llegada de una nueva estrella al firmamento de las hortalizas.
Las semillas de nuestra nueva variedad pasan a ser producidas a gran escala por los colaboradores con los que contamos en todo el mundo. Después, se envía a nuestra central en Enkhuizen (Países Bajos). Con el apoyo de tecnología muy avanzada y el uso de maquinarias innovadoras tiene lugar su procesamiento: secado, clasificación y limpieza. A continuación, llega la hora de la comprobación definitiva. Nuestro laboratorio evalúa la germinación, la pureza varietal y la salud, y solo las semillas más sobresalientes superan nuestro control de calidad. A veces, reciben también un tratamiento posterior que mejora aún más sus características, como el coating o pildorado.
Después del procesamiento y los rigurosos controles, la nueva variedad está lista para salir al mercado. La semilla se envasa y se envía a nuestros numerosos distribuidores y filiales de todo el mundo. Siempre buscando el producto correcto para el mercado exacto y el momento adecuado. ¡Cada año enviamos casi cuatro millones de paquetes a todos los rincones del mundo!