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¿Quién iba a imaginar que “De Enkhuizer Zaadhandel”, propiedad del abuelo Jacob Mazereeuw, se convertiría en Enza Zaden, líder mundial en el mercado de la mejora de hortalizas? En estos casi 100 años de vida, la empresa, fuertemente arraigada en la historia familiar, ha prosperado gracias al empeño, amor y dedicación constantes e inquebrantables de sus tres generaciones.
“Como empresa familiar, pensamos en términos de generaciones, no de resultados trimestrales”. Jaap Mazereeuw.
Los lazos familiares son nuestro recurso más valioso. Al ser independientes, podemos marcar nuestro propio rumbo, tomar decisiones sostenibles, responder con rapidez a la evolución del mercado y seguir invirtiendo en innovación y en las personas. “Las personas son lo más importante que tenemos en Enza Zaden —afirma el director general, Jaap Mazereeuw—. Actualmente, contamos con 2000 empleados y queremos que todos se sientan parte de la familia”. Esto es literal, porque esos lazos no están reservados solo a los directivos. Incluso entre nuestros empleados, hay familias vinculadas a la empresa desde hace generaciones.
Los productores, minoristas y socios comerciales también son un pilar fundamental de la familia Enza Zaden, porque sin ellos no seríamos nada. Jaap: “El mejoramiento es una cuestión de paciencia. Desarrollar una nueva variedad hortícola puede llevar hasta 10 años. La colaboración con equipos internacionales y la comercialización exitosa de una nueva variedad solo son posibles cuando trabajamos en equipo”. Y la unión de fuerzas aún se extiende más allá: las universidades y los centros de conocimiento de todo el mundo también tienen un lugar reservado en nuestra mesa familiar.
El crecimiento sostenido del 8 % anual nos permite seguir invirtiendo en el futuro. Destinamos nada menos que un tercio de nuestra facturación a las áreas de investigación y desarrollo. En promedio, lanzamos dos nuevas hortalizas por semana al mercado mundial. Y eso es lo que venimos haciendo desde hace tres generaciones: llevar hortalizas sanas y variadas al plato de todas las personas del mundo. Amamos las hortalizas, porque son una fuente extraordinaria de vitaminas, y deseamos que todo el mundo disfrute de ellas al máximo. Ese es el compromiso que asumimos a diario.
Y todo gracias al abuelo Jacob.